martes, 8 de abril de 2008

Medina de Rioseco

La historia de Medina de Rioseco arranca con la dominación romana, cuando se convierte en un punto clave para comunicar el nordeste peninsular con el centro y las prósperas zonas mediterráneas.
La caída del Imperio Romano, y la llegada a la península de los visigodos supuso un mayor desarrollo de Medina de Rioseco. Su vocación comercial queda patente, y ya aparece nombrada en diversos documentos como forum egurrorum, la plaza de los mercados.
El periodo de dominación musulmana supone un breve paréntesis en el florecimiento de Medina, que finaliza cuando el rey Alfonso III, el Magno, ordena repoblar estar tierras, a las que llama Campos Góticos.
La España cristina y medieval depara a Medina un trato muy favorable. De guerra en guerra, de señor en señor, también de reino en reino, al hallarse en la frontera entre los Reinos de Castilla y de León. Esta época de lucha marca la separación entre las pujantes Medina de Rioseco y Valladolid, y lleva a que Medina de Rioseco tenga voz y voto en las Cortes de Castilla como cabeza de concejo.
Hacia finales del siglo XIV, comienza la época más deslumbrante de la Villa de Medina de Rioseco. Juan I primero la dota de escudo y le otorga los títulos de muy noble y leal. En 1421, Juan II dona la villa a don Alonso Enríquez, primer Almirante de Castilla, que la hace sede del Almirantazgo y mayorazgo para sus hijos y descendientes. Los Reyes Católicos la conceden celebrar 2 ferias al año y un mercado semanal. Estas concesiones hacen prosperar a Medina de forma definitiva, y se comienzan a construir iglesias de proporciones catedralícias, y hacen crecer su rico legado artístico. Llega a merecer el sobrenombre de India Chica por el que se la conoce en España durante la época. Felipe IV por fin concede a la Medina el título de Ciudad. La Guerra de la Independencia, en el siglo XIX, arrasó hombres y haciendas. Un sencillo monumento, del riosecano Aurelio Carretero, recuerda, a la entrada de la ciudad, el heroísmo desplegado frente al invasor francés en la famosa batalla de Moclín por la Ciudad. Tal resistencia acarreó el incendio y saqueo de Medina y de sus tesoros. Este triunfo, según el propio Napoleón, situó a su hermano José en el trono de España.
Mediado el siglo XIX la Ciudad empieza a recuperarse del desastre. Se construye el Canal de Castilla, y el entrañable Tren Burra y se instalan numerosas fundiciones. Y durante el siglo XX , se inicio un esfuerzo descomunal de restauración y consolidación del muy rico patrimonio histórico-artístico de Medina.

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