domingo, 27 de abril de 2008

Íscar

Íscar es un pueblo con una población estimada de 6500 habitantes. Los primitivos moradores de Íscar lo usaron como un castro fortificado, datado en el periodo Calcolítico, hacia el año 2000 a.C.
En época romana y visigoda fue identificada Íscar como el municipio romano denominado Ipsca o Contributa Ipscense.
La primera mención escrita de Íscar tiene lugar en el año 939, al relatar las crónicas musulmanas el camino seguido por las tropas de Abderramán III para destruir los primeros asentamientos cristianos al sur del Duero: “... trasladándose luego a Hins 'Skr[castillo de Íscar] que fue hallado abandonado, lo arrasaron y asolaron las propiedades de sus gentes...”
La definitiva repoblación cristiana de Íscar en 1086 fue desarrollada por Alfonso VI, y Álvar Fáñez de Minaya. Así lo cuenta el infante don Juan Manuel en su obra El Conde Lucanor:
Hasta la segunda mitad del siglo XIV, Íscar y su Tierra pertenecieron unas veces a los reyes de Castilla y de León (Fernando III el Santo y Sancho IV), otras a los señores de las casas de Lara y Haro.
A partir del año 1371 quedaron definitivamente bajo el poder señorial, al ser donadas por el rey Enrique II a Juan González de Avellaneda, señor de la Casa de Avellaneda.
Íscar perteneció a la provincia de Segovia hasta el año 1833 en que se estableció la actual división provincial y pasó a pertenecer a Valladolid.
EL CASTILLO DE ISCAR

Existió un castillo anterior al actual, destruido por los árabes en el 939. La parte más antigua conservada del actual, que es de finales del siglo XIII, corresponde a restos de las murallas y a la estructura interior de la torre del homenaje.
La Torre hoy restaurada está dividida en cuatro niveles de madera.
En lo alto de la torre aparecen los escudos de don Pedro de Zúñiga y Avellaneda y de su esposa doña Catalina de Velasco y Mendoza, II Condes de Miranda
IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS MÁRTIRES
Iglesia declarada monumento nacional, que conserva la cabecera del románico mudéjar, de finales del siglo XIII
En el interior se pueden apreciar tres naves sostenidas por cuatro pilares cilíndricos: la nave central cubierta con bóveda de cañón con lunetos.
Preside el presbiterio el magnífico retablo mayor, plateresco, del segundo tercio del siglo XVI, obra del círculo del Maestro de Becerril. Consta de doce pinturas sobre tabla, con escenas de la vida de la Virgen.
En la calle central se disponen dos tallas: una de Santa María de los Mártires, del siglo XVI; otra de San Pedro Apóstol, del siglo XVIII, procedente de la iglesia de su nombre en Íscar.
IGLESIA DE SAN MIGUEL
Es el mayor exponente románico de influencia Segoviana.
Sólo se conserva la cabecera y la parte inferior de la torre, fechadas en los comienzos de la segunda mitad del siglo XII. Decoración con cabezas humanas, de animales y motivos florales..
Destacan la imagen del titular, San Miguel Arcángel (siglo XVIII), la cajonería de madera (siglo XVI).
ERMITAS
La ermita del Humilladero está situada a la entrada de la población por el camino de Cogeces de Íscar. Fue mandada construir en 1553 por la cofradía de la Vera Cruz para veneración del Santo Cristo del Humilladero, talla del siglo XVII.

martes, 22 de abril de 2008

Simancas

La villa de Simancas ocupa un lugar privilegiado al estar situada en un alto natural dominando el río Pisuerga, poco antes de que éste ceda sus aguas al Duero. Esta posición estratégico defensiva, unida al hecho de ocupar una de las vegas más fértiles de la provincia de Valladolid, ha propiciado que Simancas sea un lugar de asentamiento humano desde antiguo, como atestiguan los numerosos vestigios arqueológicos hallados tanto en el término municipal como en el propio núcleo poblacional, lo que nos habla de una ocupación ininterrumpida desde la Primera Edad del Hierro hasta la actualidad (sin olvidar el yacimiento megalítico de "Los Zumacales" donde se encontró un dolmen de corredor.)
Poblado vacceo, importante nudo de comunicaciones en la época romana, necrópolis visigótica, es en la época de la Reconquista cuando Simancas adquiere gran protagonismo al ser cabeza de línea defensiva y al tener lugar en su término, precisamente allíd donde se unen el Diero y el Pisuerga, la "Batalla de Simancas" entre las tropas cristianas de Ramino II de León y las musulmanas de Abderramán III, año 939.
Simancas pasó a formar parte de la jurisdicción de Valladolid, en el año 1255, segun privilegio otorgado a esta ciudad por Alfonso X "El Sabio" (las crónicas decien que concediendo favor a su "amiga" doña Mayor de Guzmán) iniciándose así una secular disputa entre ambas villas.
Enrique IV concedió el privilegio de "nobleza e hidalguía a todos los vecinos de la villa de Simancas y a sus descendientes" en 1465 y la exención de la jurisdicción de Valladolid, en gratitud a su lealtad. Sin embargo esta exención se mantuvo pocos años, y la disputa ya mencionada no finalizó hasta 1558 con Felipe II.
Realmente este siglo XVI es un momento próspero para Simancas; se funda la primera casa del noviciado de la Compañía de Jesús; tienen lugar las primeras traídas de agua a la localidad (la fuente del Rey y pola Rehoyo); se construye la actual iglesia parroquial del Salvador en estilo gótico; el emperador Carlos V funda el Archivo de la corona en el castillo construido en la segunda mitad del siglo XV, aunque es su hijo Felipe II quien le da gloria y a quién se debe el acondicionamiento de la fortaleza y la recopilación de la documentación; y entre los vecinos de la vill se encuentran personajes ilustrs como el infante don Fernando, hermano del emperador...
Con el transcurso de los siglos Simancas va cayendo en el olvido, sus días discurren rutinarios (exceptuando los de la ocupación francesa) hasta el momento en que el Archivo se abre a la investigación histórica a mediados del siglo XIX, lo que permite a la villa tener por huéspedes a notables personajes como es el caso de Rosalía de Castro, que llegó a Simancas acompañando a su esposo Manuel Murguía, director del archivo entre 1868 y 1870.

viernes, 18 de abril de 2008

Adalia

En la antigüedad la villa estuvo amurallada, encontrándose en la actualidad algunos restos. Pertenecióa al señorío compartido de los obispos de Palencia y los comendadores de la Orden de San Juan. Entre sus habitantes es tradición que desde que los comendadores de San Juan tomaron posesión de la población, se llamó Adella.
A mediados del siglo XIX tenía 100 casas de construcción pobre. Su economía se basaba en la producción de trigo y cebada y en el blanqueo de lienzos debido a las buenas propiedades que tenían sus aguas para este fin.

Su monumento principal es la Iglesia del Salvador. Es la única que hoy se conserva en pie, ya que la de santa Eulalia, del siglo XVII, ya no existe. Es del siglo XVI, con espadaña y está diseñada bajo tres naves donde la central se cubre con armadura de limos. La capilla mayor posee un ábside semicircular y en su retablo plateresco del XVI sobresalen varias esculturas de los siglos XV al XVIII, así como una escultura del Cristo de la Cruz del XVI.

viernes, 11 de abril de 2008

El mito de la muralla de Valladolid

Muchos mitos y leyendas pululan por esta ciudad. Como por todas (no vamos a ser más que nadie) Uno de ellos es la famosa "muralla" que apareció en la calle de las angustias. El paño en cuestión tiene una placa con el siguiente texto:
LOS RESTOS DE LA MURALLA DE VALLADOLID EN LA CALLE DE LAS ANGUSTIAS Desde el año 1986 se han documentado en este lugar diversos vestigios de la primera cerca defensiva que debió levantarse en el siglo XII. En el siglo XV, perdida su función fue deteriorándose y en algunos paños sirvió de cimentación a otras construcciones coma la correspondiente a este muro que en su día se integró como vestigio original y se ha mantenido como recordatorio. Los restos auténticos se hallan bajo la cota de la calle siguiendo el trazado que se ha reflejado en el pavimento y en el gráfico adjunto. Existen en Valladolid otras partes visibles de los diferentes recintos amurallados, en San Benito, Las Huelgas Reales y el Prado de la Magdalena.

Para empezar podrían haber colocado la placa un poco más al alcance de la vista, un poquito más abajo... Por lo de leer lo que pone aunque sea una manía que tenemos solo unos pocos. para continuar algunas reflexiones sobre el texto:¿Es una MURALLA o es una CERCA? Porque son cosas diferentes. Muralla es un "Muro u obra defensiva que rodea una plaza fuerte o protege un territorio." Cerca es un "Vallado, tapia o muro que se pone alrededor de algún sitio, heredad o casa para su resguardo o división." (ambas definiciones sacadas del diccionario de la RAE)
La disquisición es importante ya que la fecha en la que se supone que se levantó la cerca o muralla y los fines a los que se destino influyen en su definición.
¿Siglo XII? ¿Si en el siglo XI Pedro Ansúrez sobrepasa esos límites (Antigua, Colegiata de Santa María, su propio palacio... etc) para que iban a construir una cerca por ese trazado un siglo más tarde? En realidad la cerca es anterior al siglo XI... posiblemente de finales del X.
Si la construcción data del siglo X tendremos que dar por buena la opción de cerca. ya que en esa época el núcleo de población de Valladolid se limitaba a unas pocas casas de labranza en torno a la desaparecida iglesia de San Pelayo situada en lo que hoy es la plaza de San Miguel. Desde luego no era una plaza fuerte, y el territorio se encontraba perfectamente defendido por los castillos de Cabezón de Pisuerga (al norte) y Simancas (al sur).
Parece ser que a finales del siglo XI ya se había quedado obsoleta y que existía otra cerca más exterior que englobaría la extensión de la ciudad que promovió el Conde y su mujer Doña Eylo. Esta cerca llegaría hasta lo que hoy es la calle de Colón.

jueves, 10 de abril de 2008

Peñafiel

Su origen se remonta a culturas prehistóricas, aunque es durante la Reconquista cuando se asienta un núcleo urbano al pie del cerro que domina el castillo.
A principios del siglo X Penna Fidele se erige como plaza fuerte frente al Islam, pasando a depender a finales de siglo del Condado de Castilla. Con Sancho García, adquiere una posición privilegiada como castillo de frontera.
Morada de reyes y nobles, sus muros recuerdan la estancia de Doña Urraca, Fernando III o Alfonso X, aunque fue, sin duda, Don Juan Manuel, el gran señor de la Villa, eligiéndola como el lugar preferido de todos sus estados. Especialmente significativo fue el nacimiento en la Villa del príncipe de Viana, Don Carlos.
A partir del siglo XV, Don Pedro Girón, Maestre de la Orden de Calatrava y conde de Urueña, se hace con el Señorío de Peñafiel. Desde entonces éste permanece en poder de la familia Girón hasta el siglo XIX, ostentando los títulos de marqueses de Peñafiel y duques de Osuna.
No es de extrañar el desconocimiento que existe sobre el Marquesado de Peñafiel cuando más de una centuria de silencio ha campado por estos pagos. Nuestros pueblos han ido olvidando -no se sabe si queriendo o sin querer- sus propias señas de identidad, sus raíces. Peñafiel es un caso más, que habituado a ver por su castillo, calles y edificios el escudo de los Téllez-Girón, desconoce que Felipe II creó un Marquesado con este título para los primogénitos de la Casa de Osuna.
Desde que el 1 de octubre de 1556 Felipe II otorgara el Marquesado de Peñafiel a Don Juan Téllez-Girón y Guzmán, "acatando los muchos buenos y leales servicios que nos ha hecho y los que esperamos que él y vos nos haréis de aquí adelante", que con el tiempo se convertirá en 11 Duque de Osuna, el título quedó ligado a los primogénitos de esta Casa Ducal. Por ello el Marquesado recae en la actualidad sobre Doña Ángela María Solís-Beaumont y Téllez-Girón, XVII Duquesa de Arcos desde 1956, hija mayor de la XVI Duquesa de Osuna, doña Ángela María Téllez-Girón y Duque de Estrada, y de su primer esposo Don Pedro Solís-Beaumont y Lasso de la Vega, XVI Duque de Arcos.
De este modo, el Marquesado de Peñafiel viene a recordar la historia de su predecesor del siglo XV, el Ducado de Peñafiel, cuyo único titular, el infante Don Juan de Aragón llegó a ser Rey de Navarra y de Aragón y casó, en segundas nupcias, con Doña Juana Enríquez, madre del futuro Fernando el Católico y tía del I Duque de Medina de Rioseco. Dicha Casa Ducal, ya desaparecida la línea masculina que enlazaba con el fundador, entroncó en 1736 con la de Benavente.
Más adelante, por enlace matrimonial de los Benavente y los Osuna, pasó a esta última y, desde 1982, es su titular como Duquesa Doña María de la Asunción de Latorre y Téllez-Girón, hija menor de la XVI Duquesa de Osuna y de su segundo esposo don José María de Latorre y Montalvo. La Duquesa de Medina de Rioseco es, por tanto, hermana de la Marquesa de Peñafiel. Ambas tienen otras dos hermanas: Doña María de la Gracia Solís-Beaumont, XIX Duquesa de Plasencia, y doña Pilar de Latorre, XV Duquesa de Uceda. Cabe apreciar, pues, las hondas raíces históricas del marquesado, que nos traen el recuerdo de algunos de los linajes de más abolengo en la Castilla de antaño y en la España de hogaño.

martes, 8 de abril de 2008

Medina de Rioseco

La historia de Medina de Rioseco arranca con la dominación romana, cuando se convierte en un punto clave para comunicar el nordeste peninsular con el centro y las prósperas zonas mediterráneas.
La caída del Imperio Romano, y la llegada a la península de los visigodos supuso un mayor desarrollo de Medina de Rioseco. Su vocación comercial queda patente, y ya aparece nombrada en diversos documentos como forum egurrorum, la plaza de los mercados.
El periodo de dominación musulmana supone un breve paréntesis en el florecimiento de Medina, que finaliza cuando el rey Alfonso III, el Magno, ordena repoblar estar tierras, a las que llama Campos Góticos.
La España cristina y medieval depara a Medina un trato muy favorable. De guerra en guerra, de señor en señor, también de reino en reino, al hallarse en la frontera entre los Reinos de Castilla y de León. Esta época de lucha marca la separación entre las pujantes Medina de Rioseco y Valladolid, y lleva a que Medina de Rioseco tenga voz y voto en las Cortes de Castilla como cabeza de concejo.
Hacia finales del siglo XIV, comienza la época más deslumbrante de la Villa de Medina de Rioseco. Juan I primero la dota de escudo y le otorga los títulos de muy noble y leal. En 1421, Juan II dona la villa a don Alonso Enríquez, primer Almirante de Castilla, que la hace sede del Almirantazgo y mayorazgo para sus hijos y descendientes. Los Reyes Católicos la conceden celebrar 2 ferias al año y un mercado semanal. Estas concesiones hacen prosperar a Medina de forma definitiva, y se comienzan a construir iglesias de proporciones catedralícias, y hacen crecer su rico legado artístico. Llega a merecer el sobrenombre de India Chica por el que se la conoce en España durante la época. Felipe IV por fin concede a la Medina el título de Ciudad. La Guerra de la Independencia, en el siglo XIX, arrasó hombres y haciendas. Un sencillo monumento, del riosecano Aurelio Carretero, recuerda, a la entrada de la ciudad, el heroísmo desplegado frente al invasor francés en la famosa batalla de Moclín por la Ciudad. Tal resistencia acarreó el incendio y saqueo de Medina y de sus tesoros. Este triunfo, según el propio Napoleón, situó a su hermano José en el trono de España.
Mediado el siglo XIX la Ciudad empieza a recuperarse del desastre. Se construye el Canal de Castilla, y el entrañable Tren Burra y se instalan numerosas fundiciones. Y durante el siglo XX , se inicio un esfuerzo descomunal de restauración y consolidación del muy rico patrimonio histórico-artístico de Medina.

domingo, 6 de abril de 2008

Medina del Campo

Medina del Campo es un lugar cargado de historia. De pasado romano y árabe, la ciudad tomó vigor en el tramo final de la Edad Media, cuando su Feria se posicionó a la cabeza de las actividades económicas de la Península Ibérica.
Urbe amada por Isabel la Católica, padeció en tiempos de las guerras comuneras y declinó a medida que el peso de la actividad económica de España se trasladaba hacia el sur y el Atlántico (auge de Sevilla y el trráfico con América) y la decadencia económica se cebaba en el reino desde tiempos de Felipe II en adelante. En un cerro cercano al río Zapardiel se alza el Castillo de la Mota, una construcción básicamente del Siglo XV. El castillo de la Mota, de ladrillo rojizo y apariencia mudéjar es un edificio medieval, con importantes reformas en tiempos de Juan II y los Reyes Católicos. Con doble hilada de muralla y una airosa torre del Homenaje, fue sólida prisión de estado donde penó, entre otros, el caudillo Cesar Borgia.
El punto central de la ciudad es la Plaza Mayor, rectangular y amplia, donde se celebran las ferias que dieron fama europea a Medina desde el siglo XIV. Los viejos nombres de las aceras (Armería, Joyería, Especiería, Mercería, etc) recuerdan la actividad comercial. En uno de sus ángulos se encuentra el Palacio Real, donde murió Isabel la Católica. A su lado están el ayuntamiento, y la iglesia de San Antolín.
El templo de San Antolín es obra de los Gil de Ontañón, del XVI. Tiene tres naves y un buen retablo plateresco. En una de sus capillas tiene una Piedad de Juan de Juni. En el exterior una airosa balconada y la sólida torre que preside la vida de la plaza.
El ayuntamiento es barroco y tiene una buena balconada.
Entre los edificios civiles hay que citar también el palacio de las Dueñas, renacentista, ligado a una familia hacendada local, con un bello patio. Es obra de Luis de Vega, arquitecto de Carlos V, construido a instancias del primer Consejero de Indias Dr. Diego Beltrán y actualmente se dedica a instituto.
Edificio notable, más aún por su dedicación que por su estructura, es el de la Carnicerías Reales, del siglo XVI. Es obra renacentista; mercado de carne y aún hoy mercado de abastos.
También hay que citar la Casa Blanca, villa de recreo renacentista.
Entre los edificios religiosos también hay que mencionar a la iglesia de Santiago, perteneciente al que fue Colegio de Jesuitas. Es de los primeros templos de esa orden, del siglo XVI.
También hay que enumerar los conventos de San José, la magdalena y Santa María la Real.
Por último, el notable Hospital de Simón Ruiz, hecho en el XVI-XVII, por encargo de Simón Ruiz, un hacendado cambista. Es herreriano, un edificio cuadrangular de ladrillo, con un excelente patio e iglesia de cruz latina.

sábado, 5 de abril de 2008

Una leyenda de Valladolid

Las leyendas sobre la fuerza del amor están muy difundidas. Una de ellas es la que cuenta como la localidad vallisoletana de Medina del Campo, consiguió que un río, el Zapardiel, pasara por su término. Fue hace mucho tiempo, cuando en todo el lugar no había fuentes, arroyos ni ríos, y en un año en que la sequía castigaba con especial dureza a estas tierras. Llegó a la villa un caballero, de probada valía y poseedor de gran fortuna, que se enamoró de una de las jóvenes de la nobleza local. Uno tras otro, rechazó la doncella sus requerimientos amorosos, hasta que al fin, ya cansada, envió a sus criadas a decirle al joven que no se casaría con él hasta que el río Zapardiel, muy alejado de la ciudad, regara sus jardines y huertos. Partió triste el caballero, dando por perdida a su amada, cuando se le ocurrió la idea. Contrató a cuantos trabajadores pudo, y gastando toda su fortuna, consiguió abrir un nuevo curso al río, que llegó a Medina del Campo, y pasó bajo los balcones y ventanas de su dama, regando huertas y jardines. Desde entonces, el Zapardiel ha cambiado la fisonomía de la villa, y continúa fluyendo por el cauce abierto por amor.

Tordesillas

No se sabe el origen de Tordesillas aunque en sus alrededores se han encontrado asentamientos que datan de la segunda Edad del Hierro; es probable que en sus cuevas se asentaran poblaciones íberas y celtas entre los siglos V-III a.C. Según las últimas teorías, Tordesillas sería la antigua ciudad vaccea de Sarabis; otros piensan que era Acontia. Su origen también ha dado lugar a tres teorías, la primera afirma que data de época romana, siendo Quinto Cecilio Metelo su fundador hacia el 83 a.C., quien habría mandado construir una torre para honrar al dictador romano Sila, recibiendo el nombre de Torre de Sila; la segunda teoría apoya una fundación árabe, Thor Shilah o fortaleza de los Shilanes, tribus árabes asentadas en la Península en el siglo VIII. La tercera teoría, y la más apoyada, es la de su origen medieval. La primera vez que aparece nombrada es en el año 939, cuando Abderramán III pasó por ella camino de Zamora. Fue sucesivamente dominada por musulmanes y cristianos a lo largo de la Edad Media, hasta su definitiva reconquista en el año 995 por Sancho García. A lo largo de toda la Edad Media, Tordesillas fue creciendo demográficamente hasta convertirse en un importante núcleo urbano.

El momento de mayor importancia en su historia medieval se dio con la firma del Tratado que lleva su nombre, firmado en 1479 entre las Coronas castellana y portuguesa; en dicho tratado se puso fin a la Guerra de Sucesión y se repartían los derechos de navegación y conquista del Océano Atlántico. En ella vivió la hija de los Reyes Católicos, Juana la Loca, durante 46 años, hasta su fallecimiento en 1555. Hoy día, Tordesillas es una tranquila localidad castellano leonesa con un hermoso casco antiguo lleno de historia en el que destaca el Convento de Santa Clara.
Población antigua, ocupada por romanos y árabes, fue amurallada y repoblada durante la llamada Reconquista. Su privilegiada situación, en la que confluyen varios caminos, hizo que puntualmente se albergaran tras sus muros algunos monarcas castellanos, como Alfonso XI. Pero el acontecimiento más importante de la historia de Tordesillas es la firma, en 1494, de un tratado entre España y Portugal, según el cual ambos reinos se repartían su ámbito de expansión: Castilla se quedaba con lo territorios por descubrir al oeste de una línea imaginaria a 270 leguas al Oeste de Cabo Verde, mientras que para Portugal quedaba todo lo situado al Este de esta línea. Otro hecho notable es la retirada a Tordesillas de la reina Juana la Loca, madre de Carlos I, quien vivió en esta localidad hasta su muerte. El paso de la Historia ha dejado monumentos notables en Tordesillas, como el Real Monasterio de Santa Clara, mandado edificar por Alfonso IX y en el que residió Pedro I el Cruel; la Iglesia de San Antolín, del siglo XVI, que contiene con esculturas de Juan de Juni; las de San Pedro, también del XVI, Santa María y San Juan Bautista, entre otras. Cuenta también con un bello puente medieval sobre el río Duero, una Plaza Mayor de estilo castellano, del siglo XVII, y el Hospital Mater Dei, que fue fundado en 1467 por Doña Beatriz, hija del rey portugués Don Dionís.

viernes, 4 de abril de 2008

Valladolid capital

Existe una hipótesis lingüística que explica el nombre de Valladolid a partir de un topónimo de origen celtorromano: valle tolitum, es decir "valle de aguas", lo cual permite suponer la existencia de una villa durante la romanización que también sobrevivió a la dominación visigoda. Tras la invasión musulmana, la cuenca del Duero quedó desierta. El repoblamiento de la zona se inicia tan sólo al comenzar el rey Alfonso III el fortalecimiento de sus territorios fronterizos a finales del siglo IX. Durante el reinado de Fernando I experimenta su primer aumento de población, y bajo el mandato de Alfonso VI (siglo XI) la villa comienza lentamente a desarrollarse.
En 1072 este monarca concede al Conde D. Pedro Ansúrez el señorío de la villa de Valladolid, que sus herederos, los Condes de Urgel, conservarían hasta el 1208. Este conde fue verdaderamente el impulsor de su desarrollo: su propio palacio, la Colegiata y la iglesia de la Antigua, son muestras, aunque muy transformadas, de su esfuerzo por engrandecerla. De ahí el homenaje permanente que Valladolid dedica a quien considera su fundador. A partir de esa época, la población continúa creciendo y va siendo escenario de Cortes y Concilios. Los nobles eligen la villa para construir sus palacios y contribuyen así a hacerla más atractiva. La coronación de doña Berenguela tiene lugar en 1217 en la Plaza del Mercado (hoy, plaza de la Universidad). Lo que sería el germen de la actual universidad empieza a funcionar en el siglo XIII. En el año 1.300, doña María de Molina, reina regente, fija su residencia en la villa y la engrandece notablemente. Enrique II establecerá en ella el primer Tribunal de Chancillería. Es cuna de reyes como Enrique IV, que nace aquí en 1425, o Felipe II (1527). Es también el lugar escogido para bodas reales: en 1469 contraen matrimonio los Reyes Católicos en el palacio de los Vivero, dándose comienzo aquí a la futura unidad de los reinos españoles. Aquí se establece también uno de los tristemente famosos Tribunales de la Santa Inquisición. A raíz de la relevancia y poder conseguido por la nobleza castellana durante el reinado de los Reyes Católicos, surge una gran crisis política a la muerte de Isabel la Católica, ya que dejan de ocupar la situación preponderante a la que se habían acostumbrado durante dicho reinado. Valladolid se convierte así en el centro del movimiento de los Comuneros de Castilla, hasta su derrota en Villalar, en el año 1521.
Culturalmente, se produce en este momento un importante renacimiento artístico que dará lugar a esplendorosas escuelas de escultura. La época de Carlos I no dió demasiada relevancia histórica a Valladolid; pero fue Felipe II, su hijo, quien le concedió finalmente el título de ciudad, por haber sido el lugar de su nacimiento, convirtiéndola además en la capital política y administrativa del Reino. En 1559 y según los cronistas de la época, debido a circunstancias económicas -como la escasez de madera en la zona, tan necesaria para la construcción-, se traslada la Corte a Madrid. En 1561 Valladolid sufre un importante incendio, a consecuencia del cual la zona del centro quedó gravemente dañada. Por primera vez en España se diseña una plaza Mayor de disposición regular que servirá de ejemplo para otras construcciones posteriores. En la misma época, el rey encomienda a Juan de Herrera la construcción de unos grandes depósitos con una costosa obra de acueductos para abastecer de agua a la ciudad (Arcas Reales). El Duque de Lerma fue un gran impulsor del desarrollo de la ciudad realizando grandes obras ornamentales en palacios e iglesias y promoviendo la construcción de hermosos paseos. Tras haber sido encumbrada a capital de España de 1601 a 1606, Valladolid irá perdiendo paulatinamente importancia hasta el siglo XIX, en el que nuevas obras dan origen a un hermoso jardín (Campo Grande) y se construyen los ensanches de Recoletos y Miguel Íscar. El siglo XVII está marcado por la decadencia en todos los aspectos. La breve estancia de la Corte entre 1601 y 1606 no resuelve ningún problema, ni económico ni social, y a su marcha se hace más patente la crisis. El declive se puede observar tanto en el aspecto demográfico (fuerte descenso de la población) como en el económico, decayendo la industria artesanal y disminuyendo también las rentas del campo. Los primeros síntomas de recuperación sólo se verán a partir de la década de 1670. Se inicia un proceso de modernización, gracias principalmente a la reactivación del sector textil, que transformará la ciudad paulatinamente, alcanzándose el s. XVIII con una mejora generalizada de las condiciones de vida en la ciudad. Es en este siglo cuando surgen iniciativas como el trazado del Paseo de Las Moreras, o la ordenación del Campo Grande, nuevos espacios verdes para la ciudad. En este periodo se produce también la canonización de San Pedro Regalado (1746), patrón de la ciudad, hecho que tuvo una gran trascendencia.
Los comienzos del s. XIX estarán marcados por la Guerra de la Independencia. Valladolid es una ciudad de gran importancia estratégica, y asimismo conserva un destacado papel administrativo, por lo que se convierte en objetivo para los franceses, quienes tratan de apoderarse de ella, y pasan a controlarla militarmente tras la batalla de Cabezón. A partir de 1813 son expulsados y Valladolid se ve marcada por los sucesivos vaivenes políticos (Trienio Liberal, Restauración...), sucediéndose los cambios de gobierno. En el plano económico, a pesar de su economía fundamentalmente agraria, es una ciudad que destaca gracias a su ubicación geográfica, como eje de la zona norte. El sector agrícola sufre viarias plagas y problemas de abastecimiento; la industria textil adquiere gran relevancia, ocupando a un tercio de la población, aunque desaparecerá casi en su totalidad con la guerra. Durante la década de 1850 se produce una espectacular transformación material y social. A pesar de la fuerte presencia del conservadurismo en la vida local, un grupo social más dinámico, la denominada burguesía harinera, empieza a hacerse notar y se reafirmará con la Restauración. La base del despliegue económico está en la revolución de los transportes, con el Canal de Castilla y la llegada del ferrocarril a la ciudad, que impulsarán fuertemente el comercio y desarrollarán la industria local (harineras). También se desarrollará el sistema financiero, con la creación del Banco de Valladolid en 1856 y la aparición de sociedades de crédito. La crisis se producirá en 1864, con el hundimiento del Banco de Valladolid y la aparición de hambrunas. En el último tercio de siglo, la ciudad, marcada por la crisis, avanza muy lentamente. El sector secundario es muy reducido, apareciendo el terciario como líder de los sectores productivos.
El s. XX se inicia en Valladolid con una coalición de republicanos, unionistas y liberales, donde las élites políticas controlan sin problemas la gestión ciudadana. Hasta la Dictadura de Primo de Rivera, los alcaldes son designados por el poder central, y reflejan la inestabilidad imperante. Tras el golpe militar de 1923 se disuelve el Ayuntamiento, siendo destituido el alcalde constitucional, y a partir de 1924 entra en vigor el Estatuto Municipal, quedando Ayuntamiento y Diputación en manos de la arbitrariedad del gobierno. Con la 2ª República (1931-1936) se celebran elecciones municipales y se constituye un Ayuntamiento presidido por Federico Landrove Moiño. En este periodo continúa creciendo la población, siendo los problemas más graves de la ciudad la insuficiencia de viviendas y la insalubridad de los barrios obreros. El sector terciario se encuentra en decadencia, y el secundario en fase de desarrollo, cayendo las actividades primarias. A pesar de la proletarización del campesinado, no hay una especial conflictividad social. Al declararse la Guerra Civil, Valladolid opta por el bando nacionalista. El Ayuntamiento queda convertido en una comisión gestora, y la ciudad estará controlada por el ejército y las fuerzas de orden público, comenzando una persecución de todos aquellos simpatizantes con la izquierda. Posteriormente será sede del gobierno general y alto tribunal de justicia militar. Con el final del conflicto comienzan a manifestarse las dificultades de la postguerra (falta de viviendas, racionamientos...).
La población de Valladolid mantiene un crecimiento continuado desde 1940, al configurarse como una ciudad industrial. La vida estará marcada por los efectos de la guerra civil, principalmente por el hambre y la profunda crisis. Con la apertura del régimen al exterior a finales de los años 50, se produce una mejora en el aspecto económico, finalizando el racionamiento. En la ciudad se produce una profunda transformación socioeconómica, acelerándose el paso de una sociedad rural y agraria a otra urbana e industrial. Valladolid fue incluida en el Plan de Desarrollo de 1964 con importantes inversiones que generaron puestos de trabajo. El más relevante es el sector metalúrgico (Endasa), junto con el de automóviles (Fasa) y las fábricas de piensos, abonos (Nicas)...Sin embargo, la industria harinera entra en declive. La capital se transforma profundamente, tanto en las áreas industriales como con la expansión de las zonas de viviendas, gran parte de ellas subvencionadas, que originan nuevos barrios, y resolverán el problema del alojamiento de las numerosas familias llegadas de zonas rurales.

Tras la muerte de Franco se inicia un periodo de transición marcado por la convocatoria de elecciones, para lo cual debía producirse la legalización de los partidos políticos. En Valladolid triunfan siempre los socialistas. Tras las primeras elecciones se constituyen dos asambleas regionales en Villalar (socialistas) y Monzón (UCD), y se constituye también la Asamblea del Plenario de Parlamentarios, con la finalidad de obtener el decreto de preautonomía para Castilla y León. Se aprueba el 13 de junio de 1978 con un ámbito territorial que comprendía Cantabria y La Rioja. El 7 de junio de 1981 la Asamblea de parlamentarios y diputados provinciales aprobó en Salamanca el proyecto de Estatuto remitido al Congreso y al Senado, y se le dio luz verde en 1983. Las sedes de la Cortes y de la Junta de Castilla y León se fijan en Valladolid, y el Tribunal de Justicia en Burgos. En la actualidad, con una población de más de 350.000 habitantes, Valladolid se ha fortalecido como capital regional y se ha convertido en una ciudad moderna y acogedora en continuo desarrollo urbanístico, lo que le permite ofrecer innovadoras propuestas culturales (Museo de Arte Contemporáneo, Museo de la Ciencia ) urbanísticas ( rehabilitación de la iglesia de San Agustín, recuperación del Casco Histórico...) y turísticas, atractivas tanto para el visitante como para quienes la han convertido en su lugar de residencia.

jueves, 3 de abril de 2008

La Provincia de Valladolid, historia a Historia

Antes que nada, discúlpame la osadía de publicar un blog con las pretensiones de éste, pero es que no encontré nada parecido en internet. ¿Cuál es la idea? Recopilar la Historia de cada pueblo de la provincia de Valladolid, y ponerlas aquí, una tras otra, para que a ti te resulte más fácil encontrar la que buscas, o entretenerte un rato al menos.
No soy historiador, ni tengo capacidad o tiempo para recopilar yo mismo las historias, así que haré algo más prosaico y más acorde a esta época: fusilar los artículos de otros, más versados y más trabajadores que yo. En cualquier caso, y por aquello del copyright, si ves en este blog material protegido por derechos de autor, házmelo saber cuanto antes para que lo retire, pues no es mi intención sacar provecho en beneficio propio del esfuerzo de los demás. En cuanto al resto, aquí lo irás teniendo: que lo disfrutes.
P.D.: De la misma forma, y ya que reconozco mi pereza, te agradeceré si me mandas la historia de tu pueblo: trabajo que me ahorras. Si ya la acompañas de alguna foto interesante, propondré que te hagan un monumento.

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